Esta guía de viaje nace de nuestra última experiencia en uno de los mejores hoteles en Bayahíbe. Allí, frente a una playa paradisíaca y rodeados de jardines tropicales, pudimos vivir la magia de República Dominicana con todas las comodidades y atenciones propias de un resort exclusivo en primera línea de mar, pero sin perder de vista la sostenibilidad (algo que siempre tenemos muy en cuenta a la hora de elegir alojamiento) y la adaptación a los planes en familia. 

¿Tú también estás pensando en visitar la isla próximamente? A lo largo de las siguientes líneas, te contaremos qué ver y qué hacer en este destino del Caribe para que conectes con su energía única.

Playas de ensueño

Playa Bayahíbe

Nuestra primera parada fue Playa Bayahíbe, o un impresionante oasis de arena blanca, palmeras y aguas cristalinas que nos dio la bienvenida a RD y nos robó el corazón. Toda la línea de costa está rodeada de arrecifes de coral. A medida que transcurrían las horas, y mientras nos entregábamos al relax en un entorno de postal para olvidarnos de todo lo demás, empezamos a entender la importancia medioambiental de los ecosistemas coralinos del Caribe. 

Playa Bayahíbe se encuentra en el pueblo de pescadores del mismo nombre, y a tan solo dos kilómetros del Parque Nacional de Cotubanamá (anteriormente llamado Parque Nacional del Este). A lo largo de nuestra estancia, también tuvimos la suerte de poder visitar el vivero de corales de uno de los hoteles familiares en Bayahíbe más especiales, donde aprendimos mucho acerca de ellos y de su protección.

El corazón de Bayahíbe: pueblo y puerto

El Puerto de Bayahíbe y su muelle principal

Pasear por el muelle principal del puerto de esta localidad histórica, fundada en el año 1874 por Juan Brito y su familia de origen puertorriqueño, es uno de esos planes en Bayahíbe que no te puedes perder. A la hora del atardecer resulta especialmente bonito. Sus casitas de madera pintadas de tonos vivos, sus barcas de pescadores, sus restaurantes de comida dominicana tradicional, la autenticidad de cada uno de sus rincones… todo en este entorno desprende una vibración cálida y acogedora. Por otro lado, ten en cuenta que el Puerto de Bayahíbe es también el punto de partida y de llegada de los barcos que realizan excursiones a lugares cercanos como Isla Saona (te hablaremos de este planazo más adelante).

Una persona mirando un teléfono

Puestos de artesanía

Tanto en el pueblo de La Romana como en el de Bayahíbe y el resto de núcleos que los rodean, la artesanía ocupa un lugar destacado. Personalmente, nos fascinó descubrir sus puestos de bisutería orgánica creada a partir de semillas de árboles, recortes de madera o restos de conchas marinas, instalados en cualquier rincón. Asimismo, existen pequeños mercados alrededor de los principales hoteles de Bayahíbe donde se pueden adquirir joyas, textiles, cestería, cerámica, objetos de decoración, cuadros de artistas locales o figuras talladas a mano. Algunos de los símbolos del destino, como el delfín y la rosa de Bayahíbe (una flor rara que solo crece en esta parte del mundo), aparecen repetidamente en las piezas. Te llevarás un original recuerdo del viaje al mismo tiempo que apoyas a los productores de la región.

Arte callejero

¿Qué ver en Bayahíbe para seguir explorando su peculiar arte? En nuestro caso, queríamos experimentar el encanto de República Dominicana sin tópicos, así que nos propusimos conocer las diversas formas de creación que se desarrollan en esta zona del país, incluidos sus coloristas murales callejeros. Habíamos oído hablar de ellos antes, aunque verlos en directo superó con creces nuestras expectativas. Nos fascinó contemplar cómo los artistas urbanos dominicanos convierten las calles en su galería de arte personal, alegrando los muros y fachadas con sus obras, que a menudo se inspiran en la cultura e historia de la zona: animales y plantas autóctonos, escenas marinas y relatos del pasado están muy presentes en las pinturas.

Parque Nacional Cotubanamá

Ruta Hoyo de Pelempito

Aquí va una buena noticia para los viajeros más aventureros: durante nuestras vacaciones, comprobamos que una estancia en hoteles familiares en Bayahíbe no es incompatible con actividades dinámicas y los deportes que para liberar adrenalina. Sobre todo, estando tan cerca el Parque Nacional de Cotubanamá. ¿Una idea apta para todas las edades? Practicar senderismo y trekking de baja dificultad en la Ruta del Hoyo de Pelempito (una pronunciada depresión de 700 metros bajo el nivel del mar). En la geografía del terreno, se suceden majestuosas paredes de roca vertical, caminos que serpentean entre bosques con árboles centenarios y enigmáticas grutas. Eso sí, hay diferentes recorridos; con distintos niveles y duración que se adaptan a todos los gustos y propósitos.

Cueva de Chicho

Uno de los planes en Bayahíbe que más nos gustaron fue ir hasta la Cueva del Chicho, que también se encuentra dentro del Parque Nacional de Cotubanamá. Nuestro guía local nos explicó que, en esta galería subterránea buceable con aguas asombrosamente turquesas y cristalinas (una de las casi 400 que existen en la reserva), se entretejen formaciones minerales de varios siglos de antigüedad y arte ancestral. Una muestra de esta forma de expresión son los petroglifos taínos que decoran algunos de los muros. Nuestro consejo es que te preguntes en la recepción de tu hotel y te apuntes a una expedición guiada; en especial, si tienes previsto bucear durante la visita.

 

Una playa tropical con árboles y cielo azul

Playas paradisíacas

Considera este dato: el parque natural se extiende a lo largo de 80 kilómetros de costa, incluida la totalidad de Isla Saona. No es de extrañar que en la reserva de Cotubanamá se ubiquen algunas de las mejores playas de Bayahíbe. Así que, después de explorar y de bañarnos y relajarnos un rato junto a la orilla en un entorno virgen, quisimos seguir practicando el turismo sostenible en RD sumándonos a un tour con guía para observar a las aves endémicas de forma ética. Vimos pelícanos, garzas, gaviotas y palomas coronadas en su propio hábitat (ya que este espacio protegido también acoge varias zonas de humedales y de manglares). Ya de vuelta en la zona de hoteles en Bayahíbe y para ponerle el broche de oro a la jornada, brindamos con un cóctel mientras admirábamos una de las mejores puestas de sol de que tenemos memoria.

Aventuras marinas y excursiones

Excursión a Isla Saona

Tal vez Isla Saona sea el sitio que ver en Bayahíbe que más se repite en las guías de viaje… ¡y con razón! Comprendimos por qué nada más poner un pie en ella. De pronto, nos vimos en un universo aparte; con una arena tan blanca y suave y un mar tan transparente que parecían irreales. Los palmerales y las chozas tradicionales presiden la escena. Es como colarse en una postal del Caribe, pero en movimiento. 

Supimos que, en la actualidad, la isla se ha convertido en un refugio planetario para la fauna y flora protegidas. Estuvimos en la aldea de pescadores Mono Juan y, después de bucear por los fondos marinos, acabamos bailando bachata entre los lugareños en un chiringuito de la playa. Durante la excursión, también aprendimos qué es el turismo regenerativo y por qué resulta de vital importancia dejar la naturaleza mejor de lo que la encontramos (sobre todo, en los enclaves donde habitan animales y plantas en peligro de extinción).

Snorkel en Isla Catalina

Desde el área de hoteles familiares en Bayahíbe, también podrás acceder a otros oasis próximos como Isla Catalina, uno de los mejores lugares del mundo para practicar snorkel y avistar tortugas de mar en libertad. Se accede cómodamente en barco desde la costa principal. El punto de inmersión llamado “La Muralla”o “The Wall”, que forma parte de un arrecife de coral, está poblado por animales como las rayas amarillas, las langostas, las morenas, los peces exóticos de todos los colores y tamaños y otras criaturas cuya belleza y comportamientos nos dejaron sin palabras. La profundidad oscila entre los 3 y los 6 metros. Además, en esta parte de la costa hay tan pocas olas y la temperatura del agua es tan agradable que, por momentos, nos daba la sensación de estar nadando en una piscina natural.