Si has llegado hasta aquí buscando hoteles en Budva, es porque deseas conocer el secreto mejor guardado de la costa adriática. Con un total de 35 playas y una temperatura media de 23ºC en verano, la sexta ciudad más grande de Montenegro te sorprenderá con su personalidad elegante y ecléctica, que te conectará con un pasado de enorme riqueza cultural de 2.500 años de antigüedad. Al caer el sol, su actitud relajada se viste de fiesta. Recórrela sin prisa; al mismo tiempo que transitas tu capacidad de asombro. Pues no hay obviedades en este destino (casi) inexplorado de Europa.
A continuación te contamos qué ver y hacer en Budva para vivirla de principio a fin.
La historia y el encanto medieval de Budva
Recorriendo la Ciudad Vieja: un viaje en el tiempo
Si te consideras un viajero curioso y amante de las buenas historias, lo tuyo son los planes en Budva vinculados al arte. Empieza explorando la Ciudad Vieja o Stari Grad, fundada por el héroe griego exiliado Cadmo el Fenicio. Mientras paseas entre sus callejuelas, sus edificios de estilo veneciano con las fachadas pintadas de colores (entre 1442 y 1797, fue una república veneciana), sus iglesias, sus plazas y sus vestigios de Grecia, Roma y otras fructíferas épocas, como el Medievo o el Renacimiento, comprenderás por qué este destino enamora a quienes poseen una sensibilidad especial para la belleza.
Las murallas de Budva, testigos de su pasado
Asómate al Mar Adriático desde las murallas de Budva, una imponente fortificación con bastiones circulares de 875 metros de longitud y 12 metros de alto (imagínate las vistas). Como curiosidad, y aunque la fortaleza fue erigida en tiempos del Imperio Veneciano, quizás te interese saber que su arquitectura actual es una mezcla de las ingenierías romana, bizantina o austro-húngara. ¿El motivo? Que, a lo largo de los siglos, las murallas de Budva fueron destruidas y reconstruidas en varias ocasiones, tras sufrir ataques enemigos y algún que otro terremoto.
Iglesias históricas: el legado religioso de Budva
¿Qué ver en Budva para seguir adentrándote en su fascinante pasado? Toda la ciudad está llena de iglesias que te ofrecerán una visión detallada de su profunda herencia religiosa. Te recomendamos visitar la más antigua, la Iglesia de San Iván, que data del siglo VII. Más adelante, en el año 840, la orden benedictina erigió la Iglesia Santa María de Punta, todo un prodigio del arte sacro. La Iglesia de la Santísima Trinidad, construida entre los siglos XVIII y XIX, permanecerá para siempre vinculada a la literatura al albergar el sepulcro del escritor montenegrino Stjepan Mitrov Ljubisa. Y la de San Sava mide tan solo 15 metros cuadrados.
El vibrante ambiente nocturno de Budva
Bares y discotecas: la vida nocturna que te sorprenderá
¿Planeas pasar tus próximas vacaciones con amigos en Budva? Este destino montenegrino también tiene su lado fiestero. La vida nocturna de la que se considera la capital de la fiesta de Montenegro bulle en los bares del puerto, cerca de Playa Slovenska y en el casco antiguo; en los beach clubs más exclusivos; y en discotecas tan icónicas como Riviera. Todos los años, se celebra su Festival de Teatro, con representaciones teatrales y musicales, además de numerosos festivales de música y sus habituales sesiones de electrónica en temporada alta.
Cenas junto al mar: disfruta de la cocina local
La mejor forma de empezar la noche es con una cena con vistas al mar. Si viajas en pareja e incluso si tienes pensado declararte, este plan aumentará el romanticismo del viaje, ya de por sí muy presente en los restaurantes y hoteles en Budva. En los alrededores del paseo marítimo se concentran algunos de los locales más mágicos de la ciudad: combina un brindis para dos con el atardecer para, a continuación, disfrutar juntos de la cocina local.
Descubre la gastronomía de Budva y Montenegro
Sabores del mar
Los planes en Budva saben a salitre y a felicidad. La pesca del día sirve de inspiración para elaborar todo tipo de recetas marineras, desde las más simples (el pescado o el marisco fresco a la parrilla acompañado de ensalada y patatas fritas es un must), a los más refinados. En la costa adriática son típicas las combinaciones que abrazan la mediterraneidad, como el risotto negro, preparado con sepia o pulpo y tinta de calamar; la pasta con frutos del mar; o la buzara, a base de langostinos, mejillones, verduras y vino blanco.
Comida montenegrina
La gastronomía de Montenegro se basa en la tradición balcánica, con ingredientes del mar y de la tierra y mezclas llenas de sabor. Abundan las sopas, los dulces con miel, las hortalizas del Mediterráneo y las salsas especiadas para carne y pescado. Sus influencias conectan este destino con el mundo a través de la comida: Turquía, Serbia o Italia resuenan en sus recetas típicas. Por ejemplo, en el cordero guisado con leche y especias o Brav u Mlijeku. En el kacamak, una especie de gachas de maíz que recuerdan a la polenta y se sirven con leche agria o queso. O en el ajvar, un untable hecho con pimiento rojo, berenjena y ajo.
Rutas de senderismo y naturaleza alrededor de Budva
El Parque Natural de Lovcen
En este viaje siempre hay sitio para regresar a la naturaleza. Nunca olvidarás tu visita al Parque Nacional Lovcen, una reserva ecológica de apenas 64 km2 que, sin embargo, acoge uno de los paisajes más grandilocuentes de toda Europa. Allí se ubica el Monte Negro, la montaña que da nombre al país. Sus altas y escarpadas colinas están habitadas por 2.000 especies de animales y plantas mediterráneas distintas. De tanto en cuando, las sierras están salpicadas por katuns, casas tradicionales de pastores.
A apenas una hora de distancia de Budva, se trata de un lugar perfecto para la observación de aves, las caminatas conscientes (ascender por la Serpentina, una carretera sinuosa con 32 curvas, es toda una experiencia vital) y la conexión con las costumbres rurales.
Senderos costeros
Escogiendo hoteles en Budva cerca del mar, podrás recorrer increíbles senderos costeros con rutas aptas para todos los niveles. La intensidad de la caminata dependerá de la inclinación del terreno, así como de la duración. De los acantilados más retadores a los agradables caminos urbanos y cercanos a la orilla, explora este destino en familia haciendo un recorrido circular por la ciudad en paralelo al mar; o rétate subiendo hasta la fortaleza de Kosmach Fort desde diferentes distancias y altitudes en función de tu experiencia. Completa el plan con un pícnic sostenible en la playa para reponer fuerzas.
Rutas ecológicas: conoce la flora y fauna de Montenegro
La práctica del senderismo y el trekking te brindará una oportunidad única para saber más acerca de los animales y plantas autóctonos. A pie y a tu propio ritmo, elige planes en Budva que combinen paseos y avistamiento de especies de forma ética o apúntate a excursiones con guías locales.
Dependiendo de la zona, te cruzarás con aves marinas y que viven en las alturas como las gaviotas, los pelícanos dálmatas, los búhos nivales o los halcones peregrinos. Montenegro también es el hogar de numerosos mamíferos protegidos, entre ellos, el oso pardo, el lince, el jabalí y el lobo. De su flora, destacan las flores silvestres, las tunas, los pinos, los olivos y las hierbas aromáticas. Súmate al movimiento del turismo regenerativo para ayudar a cuidar de esta biodiversidad durante tus vacaciones.
Explorar el resto de Montenegro
Cerca de Kotor
Siempre hay algo interesante que ver en Budva aunque, una vez allí, probablemente también te den ganas de descubrir el resto del país. Los hoteles Iberostar en Montenegro te acompañarán en tu aventura. No dejes pasar la ocasión de visitar destinos tan inspiradores como Kotor, una ciudad dos veces reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (por pertenecer a la Región Natural y Cultural-histórica de Kotor y por sus Obras de Defensa venecianas, fechadas entre los siglos XVI y XVII). De su casco antiguo medieval y su villa amurallada, a sus acantilados, su fiordo y su bahía con torres panorámicas, este enclave histórico cautivará tu sentido de la estética.
La isla de Sveti Nikola
Si Montenegro, el destino predilecto de Elizabeth Taylor, es conocida como “la perla del Adriático”, la isla de Sveti Nikola colorea su particular colección de piedras preciosas. Se accede en barco o por carretera marítima desde Budva en un trayecto corto de apenas 10 minutos de duración. Sus tres playas de arena fina y dorada, con aguas tranquilas y limpias, color esmeralda, ocupan un total de 840 m2 de sus 2 km2; y te regalarán un momento de relax y disfrute digno de ser conservado en una postal. En tu foto mental también cabrán los cócteles a la hora del ocaso junto a tu persona favorita, las actividades acuáticas en familia e incluso las sesiones de meditación y silencio contigo mismo.
Adéntrate en las Montañas de Durmitor
Las Montañas de Durmitor se ubican en el Parque Nacional Durmitor, al noroeste de Montenegro y en los Alpes Dináricos. Entre los ríos Piva y Tara, te esperan 23 montañas que superan los 2.300 metros de altura y cuyos parajes te dejarán sin palabras. Aquí, los deportes extremos como la escalada (en el cañón más largo de Europa) y el puenting se desarrollan en un escenario privilegiado. Si quieres algo más tranquilo, puedes recorrer sus carreteras panorámicas, por ejemplo, la del Anillo de Durmitor; y después hacer una ruta a pie por uno de sus 17 lagos glaciares, como Crno Jezaro o Lago Negro, un paraíso de agua dulce rodeado de majestuosos abetos y que se puede navegar.
El Lago de Skadar
Para terminar, otro lago: el de Skadar, la mayor masa de agua dulce de los Balcanes. Se localiza en la frontera entre Montenegro y Albania. Según cuenta la leyenda, se formó a partir de las lágrimas de un hada montenegrina. Llanto o mito, hoy es un universo autónomo que acoge pequeñas islas (con monasterios incluidos) ideales para perderse, puentes de piedra centenarios, miradores desde los que contemplar la inmensidad del tiempo, estaciones ontológicas para hacer lo propio con las aves de la región, aldeas tradicionales, pequeños puertos y grandes nenúfares que parecen sacados del mismo cuento que su origen.
La buena noticia es que no te llevará más de media hora llegar desde tu hotel Iberostar en Budva.